El fiscal pide 18 meses de cárcel para un empresario de Villarrubia de los Ojos por un delito de estafa

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La acusación particular, que representa a la empresa de Almería Vefruber S.L., a la que, presuntamente, José Antonio García le debe alrededor de 80.000 euros, sí se ha ratificado en su petición de seis años de cárcel tanto para García como para su presunto socio, Semake Seriva, por estafa, apropiación indebida y delito societario. Por último, la defensa de ambos ha pedido la libre absolución

El Ministerio Fiscal ha pedido este martes, en el juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Ciudad Real, 18 meses de cárcel para un empresario de Villarrubia de los Ojos, José Antonio García González, por un delito de estafa y no de apropiación indebida como se solicitaba en autos. Además, ha exculpado a Semake Seriva, su presunto socio, al quedar, a su juicio, demostrado que el joven “no tiene conocimientos suficientes” para manejar la empresa “y se ha visto que es una persona que está siendo utilizada” por José Antonio García.

La acusación particular, que representa a la empresa de Almería Vefruber S.L., a la que, presuntamente, José Antonio García le debe alrededor de 80.000 euros, sí se ha ratificado en su petición de seis años de cárcel tanto para García como para su presunto socio, Semake Seriva, por estafa, apropiación indebida y delito societario. Por último, la defensa de ambos ha pedido la libre absolución.

Los hechos juzgados este martes se remontan a mayo de 2012 cuando José Antonio García, que tenía un almacén de fruta y verdura en Villarrubia de los Ojos, empieza a realizar transacciones comerciales con una empresa de Almería, Vefruber S.L., a la que compraba mercancía que, posteriormente, vendía en Francia.

Al parecer, y según se ha puesto de manifiesto en el juicio, todo iba bien hasta que, de repente, José Antonio García dejó de pagar a la empresa almeriense por la mercancía adquirida, acumulando una deuda de alrededor de 80.000 euros que ahora es reclamada en los tribunales.

Antecedentes

Según ha relatado el propio José Antonio García González, él adquirió en Villarrubia de los Ojos una empresa, Trans Calguerin, en 2010, dedicada al transporte de mercancías por carretera, por cero euros y que no constituyó formalmente en el Registro Mercantil, al parecer, porque después de adquirirla se enteró de que tenía una deuda con el Ministerio de Hacienda de 50.000 euros.

En ese momento decide hacer socio de la empresa a un trabajador suyo, Semake Seriba, al que debía dinero, según su propio testimonio, y al que entrega el 30% de las participaciones de la empresa sin que conste ningún documento que lo acredite así. Además, le abre una cuenta bancaria en “la Caixa” a su nombre donde se hacían todos los cargos y pagos de la empresa, para evitar a Hacienda.

García González ha explicado que cambió la razón social de la empresa adquirida ante notario, no en el Registro Mercantil, pasando a ser de fruta y verdura, y aunque afirma que le dio el 30% de la misma a Semake Seriba añadió que este joven nunca se encargó de nada referido con la empresa, ni realizó ningún apunte en la cuenta corriente, afirmación que también corroboró el administrador de la empresa Vefruber S.L.

Así, desde mayo y hasta octubre de 2012, José Antonio García, a través de su empresa Trans Calguerín, adquiría fruta y verdura a Vefruber S.L., en Almería, que posteriormente vendía en Francia. Las primeras operaciones se pagaron en tiempo y forma, ha explicado en el juicio el testigo del Ministerio Fiscal, Juan Enciso Callejón, también administrador de la empresa Vefruber S.L., quien ha afirmado que el empresario villarrubiero no era ningún intermediario sino su cliente directo.

“Al principio me pagaba muy rápido, confié en él, tenía buenas referencias, hasta que me dejó de pagar la mercancía de un día para otro”, ha explicado en el juicio. De igual manera, en varias ocasiones, y a preguntas del fiscal, ha asegurado que nunca había hablado de operaciones comerciales con Samake Seriba, “yo acordaba un precio siempre con José Antonio García, se llevaba la mercancía y la facturaba al precio acordado”.

Además, explicó que antes de interponer la demanda habló con la empresa francesa que compraba la mercancía para cerciorarse de que ellos sí habían pagado en tiempo y forma. Así las cosas, ha explicado que la deuda de unos 80.000 euros ha causado un “grave perjuicio económico” a su empresa, “hemos pasado un mal momento, con muchos problemas económicos, y la deuda ha tenido un impacto importante en las cuentas de la empresa”, ha indicado.

Por su parte, el propio García González ha asegurado que al principio todo iba bien “pero empezó a llegar mercancía defectuosa, empezó a faltar dinero, tenía que pagar a las mujeres del almacén de Villarrubia, y las cosas no me han ido bien”, relató en el juicio. Insistió en que su intención siempre ha sido pagar la deuda pendiente que, aseguró, no sabe bien a cuanto asciende “porque la administrativa de la empresa que se encargaba de las facturas se marchó”.

Es más, aseguró que después de recibir la demanda pagó algunas facturas, “queda algo por pagar pero no creo que 71.000 euros”, y que, incluso, ofreció a la empresa de Almería la entrega de una finca, ubicada en Cuevas de Almanzora (Almería), valorada en unos 180.000 euros para poder saldar así la deuda, un terreno que Vefruber S.L., no ha aceptado porque, al parecer, no está inscrita en el registro.

Abogado de la defensa

El abogado defensor ha pedido la libre absolución de los dos acusados, asegurando que “repasada la facturación y sumada”, tras comprobar que se hizo primero un pago de 36.000 euros y luego una transferencia particular por importe de algo más de 50.000 euros, su cliente ha saldado por completo la deuda.

De igual forma, ha defendido que todas las facturas que ahora le reclaman están aseguradas en Crédito y Caución, algo que el representante de la empresa almeriense ha negado con rotundidad.

Ha negado que el impago de esas facturas haya puesto en peligro la viabilidad de la empresa almeriense que, según ha indicado, fue a una ampliación de capital de más de 600.000 euros en ese mismo año de 2012, operación que, según Vefruber fue anterior a la deuda.

Ha puesto de manifiesto la buena voluntad de su cliente, José Antonio García, que ha querido pagar con un terreno en Cuevas de Almanzora la posible deuda pendiente, restando importancia al hecho de que la finca no este registrada porque, ha asegurado, “eso es un defecto subsanable”. Y, por último, ha recordado que entre ambas empresas no existía ni existe ningún contrato “y por lo tanto, no hay apropiación indebida”.

El juicio ha quedado visto para sentencia.

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