La recogida del chardonnay marca el inicio de la vendimia de la familia Redondo

Domingo Redondo acabando la jornada con su vendimiadora / Elena Rosa
Sobre el terreno, los productores, pertenecientes a una familia de tradición agrícola, hablan de un descenso global de un 20% sobre una campaña media
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Los productores villarrubieros confirman la bajada de la producción en La Mancha por la crisis climática y destacan la calidad de la uva como oportunidad para recuperar los mercados

Son las 8 de la mañana y Domingo Redondo Sánchez de la Orden -de 59 años- y su hijo, Fran Redondo Urda, de 29- han acabado la primera jornada de vendimia de la presente temporada. Ha sido en una explotación de uva chardonnay, una de las varietales que, por ser más temprana, marca el inicio de la recolección, este año, excepcionalmente prematura (una semana antes), al coincidir con los primeros días de agosto.

Es una recogida nocturna y mecanizada, que dará el testigo en esta familia villarrubiera y en otras de la comarca de La Mancha, a la corta de verdejo, sauvignon blanc, luego a las tintas merlot, macabeo, tempranillo y garnacha tintorera y, finalmente, a la airén tradicional ya en el mes de septiembre.

Sobre el terreno, los Redondo, pertenecientes a una familia de tradición agrícola, “todos se han dedicado al campo” desde que recuerda la memoria del progenitor, confirman la disminución media de la producción en sus parcelas -cuentan con 45 hectáreas de airén, tempranillo, garnacha tintorera, macabeo, merlot y chardonnay-, con una bajada del rendimiento por los efectos del calor y la sequía.

Ambos hablan de un descenso del 5% a nivel interanual en la comarca manchega que, sumado al descenso del 15% de 2022, supondrá una rebaja del 20% sobre una campaña media.

Es la misma estimación que han previsto los productores de la conocida cooperativa villarrubiera El Progreso -70 millones de kilos de uva-, y también los del grupo de segundo grado Vidasol -con entre 100 y 120 millones de kilos de frutos-, al que pertenece la sociedad vinícola.

Padre e hijo son dos activos en estas corporaciones, el primero como consejero de El Progreso, y el segundo como director técnico de Vidasol, un grupo de comercialización formado por El Progreso; Los Pozos, de Daimiel; Vinícola de Calatrava, de Bolaños de Calatrava; y Santo Cristo del Prado, de Madridejos (Toledo), con un claro peso en el ámbito vinícola castellano-manchego.

Frente a las previsiones a la baja, la calidad de la uva, a pesar de las anomalías climáticas, será superior, señalan, con una graduación adecuada, como la que está entrando de chardonnay con 13 grados y un rendimiento de 9.000 kilos por hectárea. Esperan, igualmente, recoger entre 18.000 y 20.000 kilos en la airén.

En estos días de agosto, los Redondo inician los trabajos con la vendimiadora sobre las 2 de la madrugada para aprovechar las temperaturas frescas de la noche, frente a los días “sofocantes”, que “están permitiendo que la planta respire y descanse” y ayudan “a que la uva alcance un equilibrio en sus parámetros de acidez y azúcar cuando entra en la bodega”. También “se aprovechan más los aromas” de los frutos.

Enlace de campaña

Son extremos que garantizan unas cualidades organolépticas “óptimas” para los vinos, de cara a los resultados finales de campaña y el enlace de campaña. Según el portavoz más joven de la familia Redondo, la menor producción y la alta calidad permitirán una mejor posición en los mercados a la hora de gestionar las existencias de vino y mosto (unos 11 millones de hectolitros en la región) con las nuevas entradas. En conjunto, tendrán un mejor encaje en la oferta y posibilitará más estabilidad de los precios.

Del mismo modo, las expectativas, tras las primeras transformaciones, “son muy buenas” para las nuevas partidas, puntualiza Redondo Urda, sobre todo para sortear las nuevas tendencias de consumo a la baja, en especial de los tintos, “más estructurados y con más cuerpo” y, por tanto, “más difíciles de llegar al gran público”.

Los blancos, explica el técnico de Vidasol, son más versátiles, tanto para los consumidores desde los estantes de los híper y las mesas domésticas, como para su uso en otros subproductos.

“Los gustos están cambiando, y los jóvenes se están metiendo a través de los vinos blancos y rosados, más frescos, apetecibles y fáciles” y más propios del “chateo”, explica el enólogo.

Igualmente, los mostos blancos cuentan con varias alternativas en la industria, y son la base de vinos blancos, como sustituyentes del azúcar, o como ingredientes de productos como los potitos infantiles (mosto concentrado). Igualmente, los vinos blancos de menor calidad pueden destinarse a vinagrería, y también a la destilación para retirar los excedentes.

Cooperativa El Progreso: esperan volúmenes similares a los del año pasado

Jesús Julián Casanova, presidente de El Progreso, también habla de ciclo adelantado y de la apertura de las puertas de la cooperativa a sus 2.300 socios para recibir los primeros remolques de uva de las variedades chardonnay, sauvignon blanc, tempranillos de secano y verdejos.

Las instalaciones acogen el inicio de la campaña vinícola -una de dos sus grandes recolecciones junto a la de la aceituna-, que duplicarán la plantilla hasta las 80 personas, y que registrarán puntuales cierres, como el día de la traída de la Virgen de la Sierra, la patrona de Villarrubia -el último domingo de agosto-, y las fiestas patronales.

Esperan volúmenes “similares a los del año pasado”, aunque los organismos del sector estén vaticinando caídas de entre un 5 o un 10% en las cosechas provincial y regional.

El dirigente destaca, también, la calidad de la materia prima, “con bastante fructosa dentro de la pulpa” y “equilibrio” con los ácidos, que permitirá “unos caldos extraordinarios”.

Son previsiones que coinciden con las del grupo Vidasol, que también preside Casanova, y que podría cerrar con ligeros descensos.

La comercialización es la etapa final del sector vinícola, en el caso de estas entidades con expectativas favorables.

“Los vinos blancos han ido bien”, y de cara a la nueva temporada, podrían mejorar, a su juicio, mientras que el vino tinto “se lleva la peor parte”, por las dificultades para “absorber la producción”.

Respecto a las existencias de la sociedad que encabeza, “lo tenemos todo contratado”, excepto una parte pequeña de tinto de menos graduación “guardada estratégicamente para amoldar otros tintos con más graduación”.

Políticas agrícolas

Por otro lado, Domingo Redondo, que además de sus vides, todas en espaldera, también explota olivares en su empresa familiar, reflexiona sobre la actividad del campo y las políticas del sector. “Tenemos mucha burocracia, y hay políticas no nos apoyan mucho”, señala, como la nueva PAC, con unas exigencias medioambientales “que nos veremos negros para cumplir”. Recuerda, igualmente, las “inclemencias climatológicas”, que inciden directamente sobre sus producciones, y “la crisis de precios en origen” que lastra su actividad con menor rentabilidad. Por ello, pide “más atención” al sector.

Fuente: Lanza Digital