ALGO SOBRE FOLKLORE POPULAR VILLARRUBIERO

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En la parte sur-este de las estribaciones de los Montes de Toledo, se encuentra nuestro pueblo, Villarrubia de los Ojos, que se abre a la llanura de los campos de La mancha, encontrándose plenamente integrado en esta Región Natural de la Península Ibérica.

De esta zona natural, brota un folclore popular impregnado de una inmensa variedad de leyendas, tradiciones y costumbres de las que no es ajeno nuestro querido pueblo, donde, en la vida de sus habitantes, hay una serie de costumbres arraigadas, con una actividad seria, frente a otra alegre, destacando generalmente por su carácter religioso, como es: La Navidad, la Semana Santa, las Romerías y las Fiestas Patronales, siendo más pagano el Carnaval y el Cancionero Popular.

LA NAVIDAD

Para conmemorar el Nacimiento de Cristo, la festividad de la Navidad, por un lado, tiene carácter universal y, por otro, es familiar. Se acostumbra a la instalación de Nacimientos a base de pequeñas figurillas, tanto en los domicilios como en las iglesias y también en la Glorieta, por parte del Ayuntamiento. Está muy generalizado en cantar villancicos y el pedir aguinaldos.

Aunque el refranero nos dice que «hasta San Antón Pascuas son», las fiestas Navideñas finalizan el día 6 de enero, con la llegada de los Reyes Magos, previa salida por las calles de la cabalgata la noche anterior, repartiendo regalos a los más pequeños.

EL CARNAVAL

El carnaval, por diversas causas, sobre todo políticas, ha sido una de las fiestas que más se ha perdido. Últimamente está resucitando. Tiene fecha variable, dependiendo de la Cuaresma.

Existen diversas teorías sobre el origen histórica del carnaval. Caro Baroja dice que el carnaval, quiérase o no, es un hijo del Cristianismo y que sin la idea de la Cuaresma no existiría en la forma concreta en que ha vivido desde fechas antiguas de la Edad Media.

El tiempo de carnaval es un pretexto para el hombre, que le permite cambiar de carácter y hasta de sexo. Se entrega a actos irracionales, haciendo ruidos extraños e insólitos a través de varios instrumentos.

En Villarrubia, los días de carnaval la gente se hace más bullanguera, las mujeres se visten de hombres de hembras, con telas multicolores, originando así vestimentas jocosas y bromistas. Las comparsas y charangas, así como las máscaras en solitario recorren las calles del pueblo, con la musiquilla rutinaria de siempre con vos chillona diciendo «a que no me conoces». Tradicionalmente se formaban bailes populares en salones espaciosos, con grandes orquestas, principalmente en el casino y en otros salones que se habilitaban al efecto, prolongándose hasta altas horas de la noche; pero debido a los cambios de vida, esta costumbre se va trasladando a las discotecas, donde suena una música envasada, más moderna, de la que disponen los jóvenes con más asiduidad.

Uno de los actos más destacados es el «entierro de la sardina», que recorre las calles con grandes llantos y lamentos por parte de la gente que participa en él.

El carnaval sirve de antecámara para hacer que los sentidos deporten sus malos sentimientos para entrar libres en el tiempo penitencial de la Cuaresma.

SOLEMNIDAD DE NUESTRA SEMANA SANTA

La Semana Santa llega precedida del tiempo penitencial de la cuaresma. Tiempo con el que llegamos al Domingo de Ramos. En este Domingo, se conmemora la entrada triunfal de Jesús de Nazaret en la Ciudad de Jerusalén (donde fue recibido con palmas y ramos de olivo por multitud de gente que gritaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! (Mateo 21:9)). Así entramos en la Semana Santa, con unos ritos especiales para alimentar la vida cristiana. En élla se celebran los misterios de nuestra redención: la Pasión, la Muerte y la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo.

Estos ritos, en Villarrubia, como en todo el mundo cristiano, siempre se han celebrado en los días y horas en que sucedieron los misterios recordados. En la tarde del Jueves, en la Misa de la Santa Cena del Señor, se recuerda el injusto juicio de Jesucristo, quien no tuvo defensor y cuyos testigos se contradijeron en numerosas ocasiones, hasta su más fiel seguidor, el Apóstol Pedro, le negó tres veces, como el propio Jesús había vaticinado. En la tarde del Viernes, y a la misma hora, se conmemora la Pasión y Muerte de nuestro Señor Jesucristo; culminando la Semana Santa hacia la media noche del Sábado al Domingo con la Gloria de la Resurrección.

Los prodigios milagrosos que realizaba el Mesías, como Hijo de Dios, preocupaban a «los grandes» de Jerusalén, es decir, a las clases Altas y Cultas que colaboraban con Roma, porque no entendieron el mensaje de Cristo Jesús, que vino a liberar al hombre de la esclavitud de su propio egoísmo; con sus enseñanzas…, con sus ejemplos…, con su vida…; quien tenía entre el pueblo de Israel numerosos y apasionados seguidores, sobre todo entre la clase humilde, que sí entendieron Su mensaje.

La Semana Santa en Villarrubia se destaca por su sobriedad, seriedad y respeto, y los cortejos procesionales que desfilan por sus calles conmemoran con gran brillantez esta efeméride, cargada de solemnidad religiosa. Todo ello, motivado por la ejemplar organización de las Hermandades de Pasión, que hacen de estos desfiles procesionales, con tan numerosa participación de hermanos de sus tres cofradías, sean motivo de admiración de cuantos villarrubieros ausentes acudimos estos días, así como de tantas personas ajenas a nuestro pueblo que nos visitan cada año. Desde aquí, doy ánimo a la Junta de Hermandades de Pasión para que continúen en esta línea de superación.

En estas fechas, debemos buscar un reencuentro espiritual íntimo y no convertir sólo en unos días de vacaciones; que és, en fin de cuentas, en lo que últimamente se ha convertido la Semana Santa para muchos de nosotros. (insertado en el Programa de Semana Santa de 1992).

El Domingo de resurrección, a primeras horas de la mañana, se realiza la procesión triunfante de Cristo Resucitado; simbolizando con ello el término cumplido de la esencia misma de su Sacrificio en una afirmación mítica y real , que hace dos mil años marcó el comienzo de la transformación gloriosa del Mundo, como misterioso destino colectivo de la humanidad para nuestra redención. A partir de este día, como desahogo a los días de sacrificio vividos, tiene lugar la tradicional Romería del Lunes de Resurrección.

CANCIONERO POPULAR

El folclore musical manchego está notablemente recogido en la publicación del «Cancionero Musical Manchego», del señor Echevarría Bravo, que recorrió la ruta del Quijote en busca de melodías manchegas. En este cancionero aparecen 300 melodías de las 2.500 recogidas en la región manchega, según nos cuenta el mismo autor en el prólogo de su obra.

También nos dice el Sr. Echevarría que, cuando se ha querido investigar para recoger las tonadas del país, en todas las regiones españolas, siempre se ha puesto en duda el éxito de la gestión sobre la existencia de lo que se pretendía buscar, y que personas ilustradas en musicología le habían negado que en la provincia de Ciudad Real existiesen canciones dignas de anotarse. Que gran error.

Como puede apreciarse en esta obra, la provincia de Ciudad Real posee un considerable cancionero con varias especies de tonadas, entre las que se encuentran insertas canciones populares que son comunes y oídas en varios de sus pueblos. Muchas de ellas son oídas en Villarrubia, de las que podemos destacar: Los Villancicos «Aguinalderos» y las Canciones Amorosas y Bailadas.

Sobre su origen, no concuerdan los historiadores se este folclore musical es indígena o si es producto de la influencia morisca, como resultado de las invasiones que padeció la Mancha; lo cierto es que ya Cervantes nos habla de la existencia del canto popular del pueblo manchego a través de la copla.

El fondo de la canción popular es la propia Naturaleza, que en nuestro pueblo brota del alma de unas gentes en su misma maceta, aromatizada de sana e inconfundible lozanía en versículos fáciles y espontáneos, donde los actores suelen ser gañanes, pastores, segadores, vendimiadores, aceituneros, etc.

Villancicos «Aguinalderos»

Al llegar la Nochebuena, el pueblo de Villarrubia se entrega con fe y alegría a festejar el Nacimiento del Mesías. No hace mucho tiempo, aparecían alegres bandas de chiquillos que, acompañándose de panderetas, almireces y las típicas zambombas, iban recorriendo las calles y plazas del pueblo contagiando su alegría juvenil a cuantas personas encontraban a su paso, al son de la coplilla popular que dice:

La zambomba pide pan
y el que la toca tocino,
y el que acompaña a tocar
cuartillo y medio de vino.

También los mozos del pueblo, estos días, se echaban a la calle formando comparsas y parándose en las puertas y esquinas de sus novias, o doncellas que querían cotejar, dedicándoles alguna copleja, como esta:

Zambombita, zambonbita,
pronto de voy a romper,
que en la puerta de mi novia
no quisiste tocar bien.

Canciones Amorosas

El pueblo de Villarrubia canta, como manchego que és, en su propio estilo, sencillo, espontáneo y natural las aventuras de sus quereres, y para las declaraciones amorosas, el hombre del campo sea gañán o pastor no anda, como él dice, con «arrodeos» para expresar lo que siente, y lanza, a los cuatro vientos su leal y sincero amor a la doncella que ronda:

Eché un limón a rodar Hoy es sábado y no quiero
y en tu puerta se paró, dormir en la quintería
hasta los limones saben porque rondan los gañanes
que nos queremos los dos. y yo me muero de envidia.

Si las declaraciones amorosas de la gente parda producen estas expresiones de lirismo popular, no son menos interesantes las contestaciones de las doncellas labriegas que ponen en sus labios los más mimosos diminutivos como dice esta coplilla:

Gañancillo, gañancillo,
echa los surcos derechos,
que también las «güenas» mozas
se fijan en los barbechos.

Y cuando la doncella entrega su corazón al varón que adora, con una expresión ingenua y encantadora de mujer cristiana y una obstinación férrea, no repara en cantar y decir lo que siente:

Mi madre de dá de palos,
porque quiero al de la «güina»
y al son de los palos digo
así estuviera en la esquina.

Bailes Regionales

Antiguamente, hasta no hace mucho tiempo, era tradicional en las medianas y grandes cuadrillas de vendimiadores y aceituneros, cuando iban por temporada a las quinterías, en el tiempo de descanso al finalizar la temporada, y a la luz del clásico candil, formar bailes al son de cualquier instrumento, en el que, a veces, a falta de guitarras y bandurrias la rondalla solía tocar la sartén de guisar las típicas migas, el cubo de dar agua a las mulas, botellas de superficie ondulada, acompañados por el mango del almirez y las cucharas, cantándole al amor y a los sentimientos, puesto de relieve a través de esta manifestación del baile, tan antiguo como el hombre mismo.

No era raro ver a los mozos salir con sus guitarras y bandurrias a dar una «güelta» por las calles del pueblo y estacionarse en alguna plaza o esquina para cantar a la doncella que amaban.

También en los Domingos y días festivos, o en la celebración de alguna boda o bautizo, en muchas casas, se celebraban estos típicos bailes, en los que, en familia y amigablemente, participaban jóvenes y de todas las edades.

En la década de los sesenta, surgió en Villarrubia, de una forma organizada, un grupo de Coros y Danzas formado por chicas y chicos jóvenes, ataviados con los típicos trajes regionales que, con Dª Teresa Pozuelo al frente, pasearon por nuestra geografía, con notorio éxito, nuestros bailes regionales, bailando la jota y las seguidillas manchegas, y, sobre todo, el fandango de Villarrubia, al son de guitarras, bandurrias y casteñetas.

La coreografía de este fandango tiene una belleza plástica, muy singular. A los acordes de guitarras y bandurrias, lo bailan varias parejas en grupos de cuatro personas, pudiendo componer el baile tantos grupos como se deseen. Hombres y mujeres van acompañados de castañetas en las manos para marcar los movimientos; cuando un brazo está elevado la pierna opuesta lo está también, alternando en estos movimientos brazos y piernas. Se cantas seis coplas y en los intervalos de copla y copla se marcan seis pasos. Al iniciarse cada cantar el «bailaor» gira sobre sí mismo para cambiar de pareja, bailando entonces, mientras dura la copla, una jotilla, volviendo a su posición inicial cuando se termina de cantar, continuando con su pareja bailando el fandango propiamente dicho; y así sucesivamente se repite el ciclo hasta que se canta la sexta coplilla.

Entre un amplio repertorio de coplillas que tiene el fandango, de cuatro versos octosílavos, asonantados el segundo con el curto, quedando libre el primero y el tercero, destacan estas dos que dicen:

Si a la Virgen de la Sierra
se la llevan a Madrid,
todos los villarrubieros
nos vamos allí a vivir.

En Villarrubia, hay tres cosas,
de gran fama en esta tierra:
Las mujeres y el fandango,
y la Virgen de la Sierra.

Este fandango, por su vistosidad y belleza singular, desde aquella década, es enseñado por las diversas escuelas de bailes regionales existentes en Ciudad Real, siendo bailado por muchos grupos folclóricos populares de nuestra provincia, habiendo ganado el Grupo de Coros y Danzas de Ciudad Real (hoy Grupo Mazantini), premios importantes con él fuera de nuestras fronteras.

Con posterioridad a la desaparición de aquel grupo, en Villarrubia, han nacido otros que no llegan a cuajar de una forma continua y estable. Es lástima que estas tradiciones se vayan perdiendo, pues hoy día, estos usos y costumbres en Villarrubia van decayendo, ya que sus admiradores son gente avanzada en años y la juventud está más por el folclore musical moderno. Los tiempos cambian y la moda impone una música diferente, más fuerte y agresiva, gritando salvajemente. Llegamos a un momento en que los jóvenes no sientes la música popular; consideran que pueden encontrar otros ritmos, pues el mercado lanza maravillas electrónicas haciendo una música con sonidos sintéticos más pegajosos para mover los pies, donde hay variedad y exageración, estando todo permitido.

Ciudad Real, Julio de 2.000

Fabián Martínez Redondo

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