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ERMITAS DESAPARECIDAS EN VILLARRUBIA DE LOS OJOS

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Lugares de culto ya desaparecidos, de los que tenemos antecedentes de su existencia. Ermitas de: Santa Ana; San Juan; San Sebastián; Ntra.Sra.del Pilar; Santos San Germán y San Servante; Ntra.Sra.de la Concepción; Santísimo Cristo del Calvario; Ntra.Sra.de la Vega; Ntra.Sra.del Rosario; y Santísimo Cristo del Perdón.

ANTECEDENTES

Nuestros antecesores convecinos Alonso de Iniesta, Pedro González y Diego Rodríguez, nombrados para contestar las preguntas de las Relaciones Topográficas en el año 1575, sobre las ermitas que hubieren en esta villa, declararon: «…A los cincuenta y un capítulos dixeron que (…) en esta villa hay una ermita de señor San Sebastián y otra de señor San Juan y otra de Nuestra Señora del Rosario y que estas están en el pueblo que son ermitas de mucha devoción y que otra ermita está en cuesta en esta dicha villa que se dice Nuestra Señora del Pilar que al presente está derribada y que hay otra ermita del señor San Servante una legua desta villa».

En las Descripciones del Cardenal Lorenzana, del año 1787, aparecen las Ermitas de los Santos San Germán y San Servando, del Santísimo Cristo del Calvario, y de Nuestra Señora de la Vega.

En el legajo 415 del Archivo Histórico Provincial de Ciudad Real, sobre reconocimiento de censos, hay antecedentes de las Ermitas de Santa Ana y de Ntra. Sra. de la Concepción.

En la Reforma del Carmelo, escrita por Francisco de Santa María -editada en Madrid en 1683-, se menciona la Ermita de Ntra. Sra. de la Vega. También hay antecedentes de esta Ermita en el año 1502 y de la de San Sebastián en la Memoria de Licenciatura, de Mª Raquel Torres Jiménez, titulada Religiosidad Popular en el Campo de Calatrava al final de la Edad Media.

La ermita del Cristo del Perdón (?) es más contemporánea a nuestros días y existe en la actualidad su edificio, pero sin culto.

A continuación pasamos a describir brevemente cada una de estas ermitas:

ERMITA DE SANTA ANA.- Nos dicen algunas personas ya mayores, vecinos de esta villa, cuya información oral se viene transmitiendo de generación en generación, de haber existido una ermita dedicada al culto de Santa Ana al final de la calle que lleva el nombre de Santa Ana, muy posiblemente en la confluencia de las calles de Santa Ana y del Convento. Las referidas Relaciones Topográficas nos dicen: «…que en la iglesia mayor de esta villa está… …un retablo de Señora Santa Ana…», pero no dicen que para su culto existiera alguna ermita.

Un antecedente escrito está en el reconocimiento de censo a favor de la Cofradía de Santa Ana, otorgado por Diego Espinosa y su mujer Isabel de Milla, en el año 1741, de cuyo otorgamiento da fe Don Diego Sánchez de Milla Narváez, presbítero de esta villa y administrador de los bienes de la Ermita de Santa Ana.

ERMITA DE SAN JUAN.- Esta ermita, ubicada en la periferia del pueblo, en el lugar conocido por su nombre de San Juan. Al parecer estaba en el solar actual de la esquina formada por la Avenida de la Virgen de la Sierra y la calle Grande, frente al actual Mesón de Toro. Solar donde tiempos atrás había una bodega, conocida por «bodega de Milla», donde ahora se está construyendo un colegio . Dicen las Relaciones Topográficas de Felipe II, del año 1575, en la pregunta 52: «…Guárdase en esta villa la natividad de San Juan Baptista con su vigilia…»

ERMITA DE SAN SEBASTIÁN.- Hay antecedentes de esta ermita que la sitúan en la calle del Convento, en el lugar conocido por «el hospital», pues de las dos visitas realizadas en Abril de 1491 y en Marzo de 1493, por los frailes de la Orden de Calatrava a esta ermita de su jurisdicción, descrita en la obra de licenciatura de Mª Raquel Torres, se desprende que esta ermita-hospital había sido fundada por particulares con fines benéficos, y en marzo de 1491, el Concejo de Villarrubia tenía pensado venderlo porque estaba caído y «al cabo del lugar», para poder reparar el otro hospital de la localidad, llamado de «Santa María que era más prencepal donde se acojen los pobres, que está en medio de la villa». Pero, a pesar de su mal estado, los parientes de los fundadores no consintieron que se vendiera; «syno que permanesca para lo que se dexo». Los visitadores, en este caso, se muestran partidarios de respetar aquella última voluntad y ordenan al concejo que se rehaga y se habilite «con acuerdo y parescer dellos».

En la siguiente visita, realizada en Marzo de 1493, nos dicen de la costumbre y deseo de los cofrades devotos de esta ermita de ser enterrados allí. Nos dice que hay un dato directo sobre tal «devoción» de mandar sepultar dentro de la ermita de San Sebastián de Villarrubia, no sólo por parte de los miembros de la cofradía del mismo nombre, sino de «algunas personas vecinas del dicho lugar». Hay que tener en cuenta que esto se realizaba así -nos sigue diciendo- a pesar de las obras que en ese momento se llevaban a cabo en la ermita. Los visitadores, sin dedicar más comentario a esta devoción, fijaron las tasas que el mayordomo debía cobrar: «por una sepultura en el coro, 100 mrs.; en medio de la iglesia, 50 mrs.; a los pies de esta, 25 mrs». Además cobraban otros 10 maravedíes cada vez que los dueños volvían a abrir una tumba para enterrar a otro familiar.

Suponemos que en esta ermita tuvieron culto en ella San Fabián y San Sebastián, como así nos lo ponen de manifiesto los señores Iniesta, González y Rodríguez, vecinos de esta villa que hicieron la declaración en las Relaciones Topográficas de Felipe II, en el año 1575, cuando nos dicen que se veneraba a San Fabián y San Sebastián, el día 20 de Enero, que era fiesta de guardar en esta villa.

ERMITA NTRA.SRA. DEL PILAR.- Ignoramos su localización, aunque es de suponer estuviera en la periferia en la parte Norte del límite del pueblo, cuando los vecinos encargados de hacer la declaración por mandato del Rey Felipe II dicen: «…otra ermita está en cuesta en esta villa que se dice Nuestra Señora del Pilar que al presente está derribada… …Dixeron que la ermita de Nuestra Señora del Pilar que al presente está derribada la mandó derribar el Conde don Diego Sarmiento que sea en Gloria y que se llevó la madera a su casa y que de causa de habella mandado derribar y llevadose la madera se han caído las paredes por la casa de la muger de Alonso López, de manera que está junto a la ermita con el corral de la dicha casa».

ERMITA DE LOS SANTOS SAN GERMÁN Y SAN SERVANTE.- Como sabemos, esta ermita estaba ubicada en la divisoria de los quintos Mata de la Iglesia y Peñas Amarillas, distante de Villarrubia unos 7 kilómetros por la carretera de Urda, en el lugar más comúnmente conocido por Los Santos, donde en otros tiempos no lejanos y abundantes en aguas había huertas y alamedas en las vertientes de sus arroyos, de donde nace el arroyo que lleva el nombre de San Cervantes, nombre supuestamente derivado de San Servante. Pero, démosle paso a la declaración de D.Manuel Antonio de Castro, cura Párroco de Villarrubia, que en las descripciones del Cardenal Lorenzana, en el año 1787 decía: «…a una legua de distancia, otra ermita, titulada de los Santos Mártires san Germán y san Servando, en la que se dice hicieron sus ásperas penitencias, sin duda conducidos allí por el Señor, aunque entre sierras de una calidad de tan ermosas yervas, singulares flores, mucha leña y ermosura de aguas, tan particulares, no solo en las corrientes de cristalinos arroyos sino también a el lado de dos fuentes llamadas la una de la Teja y la otra de la Gotilla, quales no se hallaran mejores en la Europa…»

ERMITA DE NTRA.SRA. DE LA CONCEPCIÓN.- Deducimos que esta ermita estuviera ubicada en el centro geográfico del pueblo, y que debió estar en el sitio donde todos conocemos por Plaza y Mercado de Abastos. Testimonio de su existencia lo tenemos en las escrituras de reconocimiento de censos a favor de la «Cofradía Hermita de la Concepción» -como así figura en el texto de esta escritura-, otorgada por Santiago López Serrano y Juan Luis Niño de Lope, ante Don Esteban López Redondo, presbítero de esta villa, de la que da fe en el año 1778.

ERMITA DEL SANTÍSIMO CRISTO DEL CALVARIO.- Al parecer, según información oral, esta ermita estaba ubicada en la periferia del pueblo, donde actualmente está el «Canto de la Virgen», donde se inicia la calle Churruca en la Avenida de Cristo Rey.

En el libro titulado Los pueblos de la Provincia de Ciudad Real a través de las descripciones del Cardenal Lorenzana, el cura Párroco de Villarrubia, D.Manuel Antonio de Castro, que contestó al interrogatorio, en Julio de 1787, dice: «…Fuera de la población tiene contiguas o extramuros otras tres hermitas ermosas, con particularidad la titulada del Santísimo Cristo del Calvario…»

En el Archivo Histórico Provincial de Ciudad Real, y en el legajo 415, aparece una escritura de imposición y reconocimiento de censo, otorgada en 1826, por Diego Zamora y Hnos. a favor de la Obra Pía del Santísimo Cristo del Calvario, agregada a la Iglesia Parroquial, donde se le daba culto al no tener ermita propia. Como vemos, en 1826 ya había desaparecido esta ermita.

ERMITA DE NTRA.SRA. DE LA VEGA.- Observamos que en las Relaciones Topográficas no se menciona la ermita de Ntra. Sra. de la Vega, y que por aquellas fechas debería estar plenamente abierta al culto. Esta ermita al parecer debió estar ubicada en el paraje denominado Buenavista a unos 500 metros al Este de la Fuente de las Pozas (fuente que hoy se encuentra seca y en otros tiempos muy abundante en aguas).

Sobre esta ermita de Nuestra Señora de la Vega diremos que, el Capítulo XXIII de la Reforma de los Descalzos de Nuestra Señora del Carmen, su autor, Francisco de Santa María, hermano de religión que convivió con nuestro Ilustre paisano Gregorio Nacianceno, empieza diciendo: «Vida del Padre Fray Gregorio Nacianceno, que llamaron por excelencia el Prudente, que nació en Villa-Rubia de los Ajos, Diócesis de Toledo año de 1548 (…). Quedando huérfano a los once años de padre y madre, se determinó a estudiar en Alcalá para ser Religioso. Hízolo con tanto recogimiento, que cuando volvía en las vacaciones, se retiraba a una Ermita distante del Pueblo, llamada Nuestra Señora de la Vega. Allí en compañía de cierto Ermitaño sacerdote empleaba bien la vida en estudio, retirado del bullicio (…)».

En la Memoria de Licenciatura de Mª Raquel Torres Jiménez, tenemos otro antecedente de la existencia de esta ermita. Los datos obtenidos se refieren a las visitas realizadas a las iglesias, ermitas, cofradías y hospitales, y las medidas que arbitraban los frailes de la Orden de Calatrava, que incluían la colaboración de los oficiales concejiles, y que aparecen expresadas en un texto referido a tres cofradías de Villarrubia: «Otrosy mandamos a los alcaldes que agora sois de la dicha villa que dentro de treynta días primeros siguientes de la data (27 enero 1502) deste nuestro mandamiento, toméis las cuentas de los santuarios e cofradías de Santa María de la Vega, Sant Antón e Sant Sebastián desta villa, que no podimos tomar e esaminar sus cuentas por no estar los mayordomos en la villa para dar razón dellas…»

Por las Descripciones del Cardenal Lorenzana, vemos que en el año 1787 todavía existía esta ermita, cuando el Párroco de entonces nos dice: «…y al oriente, como media legua de distancia, la hermita de Nuestra Señora de la Vega, titulada así por su situación en ella…»

ERMITA DE NTRA. SRA. DEL ROSARIO.- Los antecedentes de esta Ermita los hallamos en las Relaciones Topográficas de Felipe II en el año 1575, pero ignoramos su localización. Conjeturamos que al desaparecer la Ermita siguió su culto en la Iglesia Parroquial, pues en una escritura de imposición y reconocimiento de censo a favor de la Cofradía de Ntra. Sra. del Rosario, otorgada por Antonio Beamud, en el año 1783, aparece agregada a la Iglesia Parroquial.

ERMITA DEL SANTÍSIMO CRISTO DEL PERDÓN.- En la calle Verde aún se conserva la nave de una ermita. Creemos que esta ermita fue construida a finales del siglo pasado, por mandato de Dª Luisa Casanova Navarro, más conocida popularmente por «Tía Luisilla». De esta ermita, con exactitud, no sabemos su titular, pero algún familiar actual de esta señora recuerda de haber oído decir que estuvo dedicada al culto del Santísimo Cristo del Perdón. Al parecer, esta señora, a la vez que mandó levantar esta ermita también sufragó los gastos del seminario para la preparación de Leocadio Vallejo Casanova, sobrino suyo, que de niño apuntaba cierta vocación religiosa, para cuando se ordenara Sacerdote, tuviera un lugar propio donde ejercer su ministerio. Al fallecer esta señora sin tener hijos, dejó en su testamento la donación del usufructo de un olivar para que el aceite producido sirviese de combustible para la lámpara del Cristo mientras que tuviese culto en la ermita.

Como podemos observar, estas ermitas son un testimonio más de la historia de nuestro pueblo que, sin duda, va ligada a la religión cristiana. Su implantación en la mayoría de ellas, puede que surgiera en el seno de pequeños grupos de familias cristianas que tomaron como titular de la ermita al Santo o Divinidad celestial de su devoción, siendo el núcleo principal de los barrios y que al ir creciendo estos pequeños barrios se convirtieron en lo que es hoy el conjunto de la población, teniendo su máximo auge en el tiempo de bonanza que vino después de la reconquista, una vez asegurado el dominio cristiano en esta zona. En cuanto a su desaparición puede deberse a varios factores: por un lado las desamortizaciones que tuvieron lugar en el siglo pasado, para hallar fondos económicos para el Estado, y otros factores pudieron ser los períodos de epidemias y guerras que han ido jalonando nuestra existencia.

Ciudad Real, Marzo de 1995

FABIÁN MARTÍNEZ REDONDO

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