El acusado de agresión sexual a sus hijas en Villarrubia lo niega, la hija mayor se desdice, la menor lo acusa y las pruebas biológicas le señalan

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El hombre de nacionalidad rumana acusado de agredir sexualmente a sus hijas de 15 y 14 años niega los hechos. La hija mayor se desdice de la acusación, la madre se inhibe y la hija menor confirma las agresiones. Las pruebas de restos biológicos parecen incriminarle.

“Todo es extraordinariamente complicado”, resume un forense en el juicio que se ha celebrado este martes en la Audiencia Provincial contra un hombre acusado de agresión sexual y maltrato a sus hijas, de 15 y 14 años cuando ocurrieron hechos, entre enero y mayo de 2017 en Villarrubia de los Ojos.

Complicado en las declaraciones. La principal víctima, la hija mayor, se echaba para atrás de lo que había declarado ante la Guardia Civil y el juzgado que instruyó el caso, la madre marcaba distancias con lo ocurrido y sólo la hija menor confirmaba las agresiones, las que le contó su hermana y las que había sufrido en su propia persona.

El hombre, por su parte, negaba cualquier tipo de abuso: “Nunca, jamás le hice nada de eso a mis hijas”, aseguraba intentado ser tajante ante las preguntas de la fiscal.

Ante las contradicciones entre sus declaraciones a la Guardia Civil y al juzgado y lo dicho en el juicio este martes por la hija mayor y la madre, la fiscal pedía que se escucharan las grabaciones de lo que estas mujeres habían manifestado en el primer momento, nada más ocurridos los hechos.

La fiscalía pide 66 años de cárcel

Al final del juicio, celebrado en una única sesión que ha terminado poco antes de las nueve de la noche, el ministerio público ha elevado a definitivas sus conclusiones provisionales y ha solicitado 66 años de cárcel: considera probadas las cinco agresiones sexuales. La defensa ha mantenido la libre absolución porque cree que no hay pruebas sólidas para una condena tan abultada.

El hecho más grave habría ocurrido el 3 de mayo de 2017, cuando el padre llevó a la hija mayor en coche a unos diez kilómetros por la carretera de Urda, en Toledo, y se apartó en un camino, donde había consumado una violación de la chica con penetración completa, según han atestiguado los forenses que la exploraron al día siguiente.

Este hecho, la joven se lo contó a su hermana menor por la noche, a la Guardia Civil al día siguiente, cuando presentó la denuncia contra su padre, y a los propios forenses, cuando fue explorada ese mismo día; forenses que, según ha dicho, no encontraron “ninguna patología mental en la menor”.

Este martes, en el juicio, donde declaró por vídeoconferencia desde Rumanía, como su madre y su hermana –el juicio fue suspendido el pasado día 2 de marzo por incomparecencia de estas testigos-, mostró su intención de no declarar contra su padre, asegurando que presentó la denuncia porque le tenía temor y que ese temor se acrecentó cuando supo que podía volver a tocarla al salir de la cárcel tras cumplir su pena.

La hermana menor fue más expeditiva en su declaración. Confirmó lo que le había contado su hermana sobre la agresión sexual que había tendido lugar el día 3 de mayo y también relató las diferentes agresiones que ella misma había sufrido con besos de su progenitor en boca y pechos.

Pruebas biológicas

Los biólogos han confirmado que en la ropa que entregó la menor después de la última agresión del 3 de mayo, había rastros que podían señalar la existencia de semen, aunque las muestras no podían asegurarlo al cien por cien.

En el estudio de las bragas de la chica –unas que se puso al día siguiente de los hechos, no las que llevaba en ese momento-, se hallaron muestras que identificaron tres perfiles de ADN, uno de la chica, otro del padre y un tercer desconocido que podía pertenecer a una mujer. Así mismo, en el pantalón de chándal y una camiseta de manga corta pudiera haber restos de semen.

Lo que sí está confirmado es que en el cuello y pechos de la joven se encontraron restos de saliva compatibles con el perfil de ADN del hombre.

Fotos desnuda en Facebook

Esta historia está salplicada por lo que parecía una difícil situación entre padre e hijas –la madre llegó a España a finales de abril para el cumpleaños de la mayor-, que se acentuó cuando se descubrieron unas fotos semidesnuda de la chica en Facebook, lo que encolerizó al hombre, de por sí bebedor habitual y que mantenía un importante control sobre las hijas.

El hombre, en su declaración, ha insistido en su total inocencia y ha considerado que la denuncia es una especie de venganza contra él, acusando implícitamente a la madre, de la que está separado y ha rehecho su vida con otro hombre.

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