Lo primero será lavar el arroz con agua fría para que pierda algo de almidón y así el resultado sea menos pastoso y más suelto.
En una cacerola disponemos el arroz, lo cubrimos con agua con un poco de sal y hervimos a fuego medio hasta que el agua se consuma.
En otra cazuela añadiremos la leche, la canela y la piel del limón. Cuando rompa a hervir, bajamos el fuego y retiramos la canela y la piel del limón.
Una vez haya acabado de evaporarse el agua del arroz, vertimos la leche hasta cubrir complemente el arroz. Dejaremos cocer a fuego muy suave durante una hora y media, más o menos, removiendo de manera constante.
A medida que se vaya consumiendo la leche, vamos añadiendo más. Repetiremos este mismo paso hasta que la cocción del arroz sea perfecta.
Un poco antes de finalizar la cocción, es decir, cuando el arroz ya esté cremoso, se añaden el azúcar y la mantequilla. Mantenemos el fuego muy bajo y removemos sin parar para que el azúcar no se pegue al fondo de la cacerola.
Disponemos el arroz en una fuente y dejamos que se enfríe. Cuando vayamos a servirlo espolvoreamos una mezcla de azúcar y canela en polvo e inmediatamente lo quemamos con un soplete.
Ingredientes
Instrucciones
Lo primero será lavar el arroz con agua fría para que pierda algo de almidón y así el resultado sea menos pastoso y más suelto.
En una cacerola disponemos el arroz, lo cubrimos con agua con un poco de sal y hervimos a fuego medio hasta que el agua se consuma.
En otra cazuela añadiremos la leche, la canela y la piel del limón. Cuando rompa a hervir, bajamos el fuego y retiramos la canela y la piel del limón.
Una vez haya acabado de evaporarse el agua del arroz, vertimos la leche hasta cubrir complemente el arroz. Dejaremos cocer a fuego muy suave durante una hora y media, más o menos, removiendo de manera constante.
A medida que se vaya consumiendo la leche, vamos añadiendo más. Repetiremos este mismo paso hasta que la cocción del arroz sea perfecta.
Un poco antes de finalizar la cocción, es decir, cuando el arroz ya esté cremoso, se añaden el azúcar y la mantequilla. Mantenemos el fuego muy bajo y removemos sin parar para que el azúcar no se pegue al fondo de la cacerola.
Disponemos el arroz en una fuente y dejamos que se enfríe. Cuando vayamos a servirlo espolvoreamos una mezcla de azúcar y canela en polvo e inmediatamente lo quemamos con un soplete.