Ya supone una faena diaria para los 400 jugadores que forman parte de la cantera del Cartagena, en Ciudad Jardín. Y también lo es para el primer equipo, de campo en campo hasta el punto de ser uno de los motivos de una larga plaga de lesiones musculares. Pero con la ciudad deportiva pendiente del ascenso a Segunda, el Efesé se ha acostumbrado a lidiar con esa carencia: unas veces Pinatar Arena y La Manga Club y otras, el Cartagonova, el Barrio Peral y Las Seiscientas. Este domingo, a las 17.00 horas, toca probarse en la hierba sintética del campo de Villarrubia de los Ojos, bastante más estrecho (la dimensión es de 105×68) que el Cartagonova y el único de este tipo en el Grupo IV. Una buena noticia para Gustavo Munúa es que al menos podrá tener a su disposición a Forniés, Caballero y Cordero, según confirmó ayer el propio uruguayo en la rueda de prensa previa al choque.
Es sabido, y públicamente reconocido por él mismo, que el entrenador del Cartagena detesta el césped artificial. Es lógico en los tiempos que corren. Pero tristemente al orden del día en Segunda B. Ese cambio de superficies cada día está detrás de las últimas lesiones. Ya en la pretemporada, con fichajes en los últimos momentos del mercado y amistosos en cuadro, «tuvimos problemas serios con las lesiones», recordó Munúa. Por lo tanto, lo de ahora no es nuevo. El club, además, tiene que planificar semana a semana los lugares en los que va a ejercitarse, cada uno con sus particularidades, tamaños y estados. «Cambiamos muchísimo de campo de entrenamiento, nos movemos por muchos sitios, pisamos hierbas sintéticas…», añadió.
Ese vaivén, obviamente, es uno de los factores que perjudican físicamente a los jugadores, y que obligan al cuerpo técnico a amoldarse a las circunstancias. «Son todo factores que te hacen evaluar y planificar los entrenamientos de diferente manera pensado en el futbolista. Queremos cuidarlos al máximo y disminuir el tema de las lesiones. Nos llama la atención el momento puntual con tantas juntas».
