Harúspices lo tiene todo listo para dar la Vuelta al Mundo en Ochenta Días, una de las grandes obras de Julio Verne que dará mucho juego en las calles por la espectacularidad de las carrozas, el rico vestuario y esas trabajadas coreografías que son uno de los signos distintivos de la laureada peña. Sus trescientos componentes llevarán ese mundo de fantasía, colorido e imaginación a ocho poblaciones, empezando el sábado 1 en Malagón, el domingo 2 por la mañana estarán en Villarrubia de los Ojos y por la tarde en Daimiel; el lunes desfilarán ante sus paisanos en Tomelloso; el martes en Valdepeñas; el sábado 8 tocará doblar de nuevo y estarán en Moral de Calatrava y Bolaños y el domingo 9 saldrán en el gran desfile de Piñata en Ciudad Real
Quedamos con el presidente de Harúspices, Rafa Millán, en la nave de la calle Hernán Cortes donde varios miembros de la peña dan los últimos retoques a las carrozas. La tarde empieza a declinar, pero los peñistas duplican su jornada de trabajo unas cuantas horas más para que todo el montaje quede perfecto. Llevan muchas semanas de trabajo, dando forma a unas carrozas que, seguro, causarán sensación. Como subraya el presidente “el carnaval no es solo ese momento que la gente nos ve desfilar por las calles, hay muchas horas de trabajo detrás que no siempre son reconocidas. Además, de esa presión que supone manejar un presupuesto de 140.000 euros”.
“El tema de este año es difícil, pero a la vez muy bonito, -explica Millán-. Una de las grandes obras de Julio Verne con el que tantos niños se iniciaron a la lectura. Además, curiosamente mi primer año de carrocero en Harúspices fue otra obra de Julio Verne, con Veinte mil leguas de viaje submarino. La verdad es que es un tema precioso que nos lleva a esos años en los que veíamos la serie por la tele”.
Esta Vuelta al Mundo en Ochenta Días será presentada a través de una historia muy bien estructurada. “Los tres personajes principales irán recorriendo los continentes, países y lugares del mundo. Para ello hemos montado una infraestructura con seis carrozas, además mucho mayores y mejor terminadas, de hecho una de ellas tiene doce metros de altura. Por otro lado, los trescientos peñistas lucirán más de veinte trajes diferentes. Todo esto luego hay que moverlo con los autobuses, generadores y las góndolas. Pero en Harúspices nos gustan los retos y ese afán de superarnos año tras año”, señala.
Destaca Rafael Millán el amplio abanico de edades que saldrán este año con la peña. “Años atrás los adolescentes eran mayoría, y aunque sigue primando el intervalo de edad entre los 16 y los 30 años, hemos conseguido traer un ambiente familiar. Hay familias enteras apuntadas a la peña. Se comparte y se transmite esta ilusión de padres a hijos y creo que es algo muy bonito”.
Volviendo al vestuario, Rafa Millan, explica que “además de los trajes están todos los complementos como gorros, bastones, relojes, zapatos y otros complementos. Somos la única peña que adapta el vestuario al calzado”. Habla también de la coreografía y la música. “Llevamos cuatro montajes musicales, cada uno con su propia coreografía y son muchas horas de ensayo también”. Precisamente, después de hablar con Rafa, nos dirigimos al Centro de Asociaciones donde se afinan los bailes. El frío de la noche no amilana a ningún miembro de la peña que, como se puede comprobar, ya tienen perfectamente aprendidas las coreografías. Se nota en el ambiente que los carnavales están a la vuelta de la esquina. Ahora, como dice Rafa, «solo falta que el tiempo acompañe. Estos días estamos muy pendientes de las previsiones de la Aemet y parece ser que tendremos días frescos, pero sin lluvia».
Fuente: lanzadigital
