SITUACIÓN GEOGRÁFICA. El término municipal de Villarrubia de los Ojos está limitado, por la parte Norte, de los términos municipales de Urda, Consuegra, Madridejos y Camuñas de la provincia de Toledo; y de la provincia de Ciudad Real, por el Este los términos de Herencia, Las Labores y Arenas de San Juan; por el Sur el término municipal de Daimiel, y por el Oeste el de Fuente el Fresno. Presenta un plano algo rectangular casi cuadrado, con un perímetro de 83,5 Km2.
El término abarca una superficie total de 27.952 hectáreas (279,52 Km2), después de haberle sido segregada, en el año 1830, una franja de terreno de unas 670 hectáreas para el término municipal de Fuente el Fresno, pues el término de Villarrubia llegaba hasta los umbrales de las casas de la calle del Prado y hasta la segunda grada del atrio o pretil de la iglesia parroquial, lo que daba origen a ciertas molestias a los vecinos de Fuente el Fresno, que quedaban dentro de la jurisdicción de Villarrubia de los Ojos.
Tras la invasión romana de nuestra Península, los primeros pobladores indígenas sufrieron una transformación social profunda, adaptándose a las formas de vida del romano invasor, asimilando su lengua y su cultura, más avanzadas; por lo que no es de extrañar la procedencia del Topónimo de Villarrubia, compuesto por el nombre latino de Rubeum al que le antepusieron el de Villa en la Edad Media. Es la herencia que evidentemente conservamos, la raíz de nuestra lengua y de nuestra cultura.
El primitivo nombre de Rubeum, puramente latino, parece que indica la calidad o condición del terreno rubio sobre el que fue edificado, o posiblemente por la cantidad de Rubia que se cultivaba en estas tierras, cuya planta se cultivaba por la utilidad de su raíz con la que se preparaba una substancia colorante roja que tiene mucha aplicación en tintorería.
Cuando el Rey Alfonso VII conquistó estos territorios a los musulmanes el castillo de Villarrubia fue donado a los religiosos de Santa María del Monte Gaudio de Jerusalén, sobre el año 1148, por las ayudas que estos le prestaron, pidiendo entonces al Romano Pontífice la confirmación de los privilegios y franquicias y la legitimación de su posesión que el rey castellano les había otorgado. Al parecer estos caballeros de Monte Gaudio al poblar el castillo le antepusieron a su antiguo nombre de Rubeum el de Villa. Este concepto de villa en la Edad Media significaba algunas casas habitadas por labradores. De ahí que el Papa Inocencio III, por bula de 23 de noviembre de 1180, confirmase esta donación con el nombre de Villarubeum, cuando ya esta Orden había desaparecido.
Posteriormente, por las ayudas recibidas de la Orden de Calatrava en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, el rey Fernando III «El Santo», concedió a esta Orden los territorios que habían abandonado los caballeros de Monte Gaudio. Territorios que ya estaban ocupados por la Orden de San Juan de Jerusalén, desde 1179, por lo que éstos no estaban de acuerdo con esta concesión. Entonces reclamaban a la Orden calatraveña varios términos. Y el nombre con el que aparece nuestro pueblo en tal demanda es el de Villa Rubia. En el año 1232 establecieron su avenencia, ambas órdenes, mediante el deslinde de los territorios, quedando nuestro pueblo en poder de los calatravos.
En la Crónica del Campo de Calatrava (Ed.1572), de Fray Francisco de Rades y Andrada, viene escrito Villarruvia, cuantas veces menciona la encomienda y comendadores que pasaron por aquí, así como al referirse al fallecimiento del Maestre D.Pedro Girón, el 2 de mayo de 1465, cuando iba a contraer matrimonio con la que luego sería Reina Isabel la Católica, cuando en su viaje para el desposorio llegó aquí para descansar y dormir. Hasta que el documento de Privilegio de Juro concedido al Conde de Salinas por el Emperador Carlos I, firmado el 1 de mayo de 1543, en Barcelona, sobre la compra-venta de Villarrubia, dice: «… con expreso consentimiento… del Comendador Maior de Calatrava Duque de Alba… y de Don Juan Zerbellon, Comendador… de Vª Ruvia de los Ajos que es del Campo de Calatrava…»
En las Relaciones Topográficas de Felipe II de 1575, en la contestación a la primera pregunta dijeron que esta villa se llama Villarrubia de los Ajos y que este nombre lo había tenido siempre, excepto que algunos la llamaban Villarrubia de Arenas, pero que no está sujeta a la villa de Arenas y nunca han conocido que lo haya estado, y que oyeron decir a sus mayores de más de cien años llamarse Villarrubia de los Ajos, porque tiene cerca de ella unos cañamares donde los antiguos dicen que se sembraba rubia y al presente en dichas tierras siembran ajos y se coge mucha cantidad.
El nombre actual de Villa Rubia de los Ojos aparece escrito por primera vez (algo ilegible por el deterioro de los años) en la diligencia inicial del libro 2º de matrimonios, que dice: «Libro de Matrimonios de esta parroquial de Villa Rubia de los Ojos de Guadiana. Año 1.609». Como vemos, aquí aparece ya con el nombre de Villa Rubia de los Ojos de Guadiana.
El primer asiento de este libro de unión matrimonial dice: «En la Villa de Villa Rubia de los Ojos de Guadiana, en nueve días del mes de agosto de mil seiscientos nueve años yo cura propio de la parroquial de Stª Mª de la dicha Villa despose y vele infacie cecelesie a Francisco López Albacete hijo de Francisco y de María…».
Todos los asientos están redactados en los mismos términos hasta llegar al último del dicho libro que dice: «En la Villa de Villa Rubia de los Ojos de Guadiana a dos días de diciembre de mil y seiscientos y quarenta y cinco años yo cura propio de la parroquial de Stª Mª de la dicha Villa despose y vele infacie cecelesie a Francisco Ramirez hixo de Garci Ramirez de Arellano de Maria Garcia con Maria Diaz viuda de Julian Lopez…»
En visita eclesiástica de D. Francisco Martín Barragán, Vicario Espiritual, efectuada el día 30 de mayo de 1651, a la Iglesia Parroquial, en Acta sobre esta visita reflejada en el libro de defunciones, también aparece con el nombre de Villa Rubia de los Ojos de Guadiana.
Al no encontrar documento que nos diga el cambio Villarrubia de los Ajos al de Villarrubia de los Ojos de Guadiana, cabe conjeturar que tal cambio puede deberse a iniciativa del titular de la villa, Conde de Salinas, al tener potestad absoluta para ello y ser suya la Dehesa denominada Ojos de Guadiana.
Como se ve, desde Rubeum, Villa Rubeum, Villa Rubia, Villa Rubia de los Ajos, Villa Rubia de Arenas, Villa Rubia de los Ojos de Guadiana, hasta el de hoy Villarrubia de los Ojos, ha pasado por una larga evolución.
El sobrenombre adicional de Guadiana, está escrito por última vez en el Libro de Bautismos de nuestra Iglesia Parroquial, en el asiento del acta del Libro de Bautismos, efectuado el día 5 de diciembre de 1869, donde se refleja el bautizo de un niño llamado Bárbaro Nicolás, hijo de Trinidad Delgado y de Juana Román, nacido el día anterior. Desde el siguiente asiento hasta el final del libro ya no se vuelve a mencionar dicho sobrenombre.
Antonio Pirala, cronista de las guerras carlistas, dice que «El Locho» cabecilla carlista, el 13 de abril de 1834, aparece en Villarrubia de los Ojos de Guadiana sacrificando a siete hombres. En el resto de actuaciones que tuvieron aquí estos guerrilleros ya no vuelve a mencionar dicho sobrenombre.
El Diccionario de Madoz, del año 1850, en la descripción que hace de nuestro pueblo, si lo menciona completo, Villarrubia de los Ojos de Guadiana.
En los Boletines de la Provincia de Ciudad Real, desde enero de 1850 a diciembre de 1869, en los que aparecen insertos varios acuerdos de la corporación municipal, firmados por el Alcalde, Regidor de la fecha, en Villarrubia de los Ojos, sin que el sobrenombre de Guadiana. Tal vez fue perdiéndose este topónimo al ir dejándolo de escribir.
En los boletines de ventas de la desamortización de bienes propios y comunales de este municipio, del año 1873, aparece sólo el nombre de Villarrubia de los Ojos.
Tras lo dicho, sobre los cambios de nombre, diremos que sus habitantes cultivaron su tierra, criaron ganado, sufrieron las inclemencias del clima, y se distrajeron con su peculiar visión del mundo mirando siempre hacia adelante atravesando sus coyunturas económicas y los avatares epidémicos, -que no fueron pocos- formándose estratos sociales con su lógica desigual participación en la riqueza. Y desde el punto de vista evolutivo, las gentes de Villarrubia, en todos los oficios y actividades -que aquí se dan-, han sido capaces de adaptarse a las exigencias cambiantes de los tiempos, observándose la evolución más significativa en el campesinado al mecanizarse los trabajos, tanto en la mano de obra de los cultivos como en la de acarreo, de tal manera que ya el trabajador agrícola, sea por cuenta propia o ajena, se ha vuelto más polifacético, al tener que aprender otros oficios, por lo que ha enriquecido su cultura; habiéndose reducido el abanico de las diferencias sociales en las nuevas generaciones, lo que ha venido a engrosar las clases medias. La yunta de mulas, como fuerza motriz y los antiguos utensilios agrícolas han dado paso al vehículo motorizado y sus aperos.
Villarrubia de los Ojos, marzo de 2.002
FABIÁN MARTÍNEZ REDONDO